Con preocupación -como no podía ser de otro modo- el panorama que se aprecia esta mañana -28 de Julio del 2020- respecto a la evolución del turismo español, sin duda es aterrador. Expresión que no considero exagerada. Ni tampoco equivocada, con relación a los comentarios que se vierten en estos momentos sobre nuestro turismo. Comentarios motivados por los efectos del COVID 19. Ahora bien, sin duda, la visión que apreciamos al despertar, en estos momentos veraniegos, dominados por nuestro inquieto afán por valorar la situación del sector turístico, es realmente preocupante. Comprobándose, además, una proyección pesimista. Incluso podríamos afirmar sucesivamente peor. Situación que tiende a agravarse, sin perspectivas de recuperación. Observándose también la falta de apariencias de mejora.
Parece ser que casi nada funciona. Las amenazas que se ciernen con relación al sector turístico son realmente pesimistas. Panorama que nos causa una profunda inquietud por los procesos degradantes que se perciben en la evolución turística. Y por la falta también de valoraciones positivas que tiendan a buscar una pronta solución a los males previstos. Convirtiéndose nuestro turismo en la actualidad, posiblemente, según la opinión de algunos especialistas, en uno de los destinos más afectados, negativamente, por la influencia del COVID -19. Con relación a la mayoría de los destinos turísticos mundiales.
Como muestra de lo señalado se ha comprobado, que la influencia de muchas intervenciones ajenas a la actividad turística -de manera absurda- solo por razones políticas, están repercutiendo contra la evolución normal del turismo español. Diez actuaciones negativas cuya supresión, o modificación en términos adecuados, no producirían en el futuro, los daños que se estiman van a generar. En ese sentido, dichos absurdos comportamientos se aprecian acusadores. Causantes de los males que nuestro turismo está sufriendo; como efecto de los graves problemas que alteran y descomponen nuestra realidad turística. Actuaciones empujadas por acciones que se hubieran podido reducir o eliminar en algunos casos. Eliminando funciones incoherentes causantes de las graves influencias que se esperan. Considerándose que la reflexión rigurosa, posiblemente, hubiera reducido los males que la pandemia podrá causar, según las pérdidas de la producción. Que ya en el mes de marzo, desde un estudio estadístico, se habían calculado. Estimaciones que tras los cálculos que se destacan lamentablemente, se van a ampliar. Aumentando sin duda las perdidas previstas del 43%. Calculadas en el turismo español para el año 2020. Llegando a 67.000 millones de euros las pérdidas en el año.
- No se entiende la pasividad de España, respondiendo sin fuerza la declaración unilateral de cuarentena, formalizada por el Reino Unido. Que impide con egoísmo viajes procedentes de España.
- Debe rechazarse la actitud de algunos países pertenecientes a la UE, impidiendo el viaje de ciudadanos españoles, por presentar índices de contagio, negando otras posibilidades de control.
- Son intolerables las declaraciones que realiza con frecuencia el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, menospreciando el valor del turismo.
- Es necesario aprovechar el uso de los test PCR de manera masiva, con el fin de asegurar su aplicación general para la comprobación de los estados de contagio del COVID 19.
- Es lamentable la conducta pasiva de diferentes miembros del consejo de ministros; con actitudes poco activas; que no favorecen la dinamización de los sectores y actividades turísticas.
- No debe tolerarse el desinterés político y la falta de posiciones más activas a favor del turismo, en momentos en los que requiere actuaciones protectoras de este sector importante para la economía.
- Se ha de corregir los malos modos de gestionar la pandemia, ya que desde las actuaciones de diferentes organismos públicos se desarrollan con muchos problemas e insuficiencias ineficientes.
- Es exigible mayor responsabilidad pública para la solución a los graves problemas de la pandemia, tanto como la mejora de las actuaciones para la corrección y reducción de los nuevos brotes.
- Es mejorable la gestión de la pandemia, pues los resultados pueden ser discutibles; tal como se corrobora en el Informe elaborado por la Universidad de Cambridge, que coloca a España en último lugar.
- Es insuficiente el control de los nuevos brotes, por lo que se requiere con urgencia fortalecer el número de técnicos y especialistas, capaces de controlar y rastrear un número mayor de contagios.
Estamos de acuerdo con los especialistas que batallan contra el COVID-19 en reconocer la ausencia de una política integradora de los elementos que participan en el desarrollo de la economía y la sanidad. Por lo que será fundamental, siempre como medio para alcanzar con intensidad una auténtica capacidad de gestión, acciones correctoras en la lucha contra la pandemia. Considerándose necesaria, en esa línea de actuación, facilitar vías para ampliar el número de pruebas TCR, en todos los elementos y sectores afectados por los procesos de contagio.
Ahora bien, si se pretende resolver este grave problema que afecta a la totalidad de la humanidad, no será suficiente plantear de modo intuitivo un plan de gestión. Aquel deberá estar estructurado de modo integrado, y sometido al rigor y la disciplina de la responsabilidad social.