De nuevo, una vez más, coincidiendo con problemas y desajustes graves en los balances, y resultados financieros, observamos cierto menosprecio y olvido al apoyo que presta el turismo al modelo de desarrollo. Observamos críticas al cuadro representativo de la estructura productiva, ofrecido por la economía española. Manifestaciones que difunden comentarios y juicios equívocos. Que nos obligan a recordar el libro de José Cadalso, “Los eruditos a la violeta”.
Criticas que reiteran equivocadamente que, España depende en exceso del turismo. Que España debe reconvertir su estructura productiva. Que la economía española ha de impulsar la contribución del sector industrial al PIB. Que se ha de reducir la influencia económica del turismo para evitar la masificación de las ciudades, etc. Juicios de valor que se repiten con frecuencia, generando una imagen adversa. En especial, cuando se ha de transformar la eficacia turística actual, por un turismo más eficiente.
Lamentablemente se ha de reconocer, que el conocimiento de la verdadera realidad económica, social y ambiental de la economía española no es el más correcto y completo. Lo cual permite, que los críticos se limiten a repetir con asiduidad, que la contribución del turismo a la formación del PIB es demasiado elevada. Al parecer en contra de un desarrollo más correcto. Que debería reestructurarse el modelo productivo español. Todo lo cual plantea varias preguntas, justificativas solo de un ideario teórico.
¿Cuál sería pues el nuevo modelo? ¿Cómo, y en dónde debería aplicarse? ¿Cuáles serían los límites y los resultados que harían eficiente dicho desarrollo? Principios que deberían justificar de manera científica, la oportunidad de sustituir el viejo modelo por uno nuevo. Capaz de mantener los resultados actuales de la actividad turística. Haciendo posible mejores rendimientos, tanto económicos, como sociales y ambientales.
Manuel Figuerola. Profesor emérito, Universidad Nebrija