
La capital francesa ha sido el referente histórico de la buena gastronomía y la alta cocina. Pero también de platos creativos y buenos menús del día que incluyen entrada, plato principal y postre. En sus locales de hostelería, el plato es fruto del arte y oficio de los profesionales que lo elaboran con dedicación y delicadeza. La comida de calidad y el vino son fundamentales para la vida de los franceses, sea cual sea su nivel socioeconómico, ya que se socializa en torno a una buena mesa. Pese a que se reconocen sus sabores por las salsas y las sofisticadas presentaciones, también está creciendo una tendencia internacional de apostar por la comida ligera y la combinación saludable de sus productos.
Las tres comidas principales son ‘le petit déjeuner’ (el desayuno), ‘le déjeuner’ (el almuerzo) y ‘le dîner’ (la cena). El horario habitual es un poco antes que en España. Desayunar antes de las 7 de la mañana, comer sobre las 12 de mediodía y cenar entre las 20 y las 22h. Pese a que el almuerzo tenía una gran consistencia en las zonas de trabajo del interior de Francia, las tendencias actuales llevan a potenciar el desayuno y la cena en familia, dejando en un frugal parón a mediodía para comer un menú no copioso para seguir trabajando.
El desayuno incluye pan, cereales, cruasanes, brioches, magdalenas, napolitanas o pan de pasas; yogur, zumo, café o chocolate caliente, con mermeladas y mantequilla.

En el almuerzo se toma un aperitivo y algún tipo de comida fría como canapé o encurtido, el concepto parecido al de la tapa española. Luego, un entrante ligero. Ensalada, sopa, ‘crudité’ (verdura cruda) o charcutería. Y, posteriormente, el plato principal a base de carnes o pescados, acompañados de arroz, pasta o legumbres.
Las reuniones familiares en las cenas semanales incluyen la preparación de alimentos elaborados. De entrada, un aperitivo como el ‘Pastis’ o un vino o un ‘champagne’ desde el inicio de la reunión.
Platos típicos parisinos
Como confluyen productos y tendencias de varios estilos, París ofrece una enorme diversidad de platos.
Entre los primeros, el popular ‘Ratatouille’ que mezcla verduras con hierbas provenzales y aceite de oliva, comparable al pisto español; La sopa de cebolla, champiñones que se pueden tomar de primero o acompañando carnes y pescados; el foie-gras, la ‘Quiche Lorraine’ o tarta salada con variedad de rellenos, las ‘Crêpes’ con rellenos salados o dulces, las ‘fondues’ o ‘raclettes’ de quesos; la ‘Croque-monsieur’ o sándwich mixto al horno que, si lleva huevo se denomina ‘croque-madamme’.

Como plato principal, carne y pescado que se saborean de diferentes formas, acompañados de arroz para destacar su sabor exquisito. El pato a la naranja es uno de los platos por excelencia en sus restaurantes; el pollo al vino complementado con verduras; los caracoles elaborados con perejil, mantequilla y ajo; la ‘pierrade’ o plancha eléctrica donde se prepara carne fresca al gusto y, debajo, se calienta queso para acompañar; el ‘Quenelle’ a base de ave o ternera, con tomate o bechamel; el ‘Pot au feu’ con carne de buey, zanahorias, puerros, mostaza y pepinillos; los ‘Moules frites’ que son mejillones al vapor y servidos con patatas fritas; el ‘Chateaubriand’ que se elabora con una pieza de carne de res acompañada de una salsa; el ‘Pâté en croûtre’, paté horneado dentro de una masa de hojaldre o pasta fina; el ‘Hachis Parmentier’ o gratinado de puré de verduras y carne picada, etc.

Entre el principal y el postre se suele tomar un poco de queso. Se dice que hay más de 400 tipos en Francia y, por lo tanto, se puede tomar uno distinto cada día del año.
Los postres, además de fruta y yogur, ofrecen varias alternativas: las crêpes dulces de plátano o chocolate o almendra y vanilla; los pasteles; los mousses; la crème brîulée o crema con azúcar tostado encima; los ‘macarons’ o galletas coloridas rellenas de ganache, etc.
Locales de hostelería para todos los gustos y bolsillos
París tiene censados 16.000 bares y restaurantes, una cifra significativamente superior a los 13.880 de Madrid capital y los 10.348 de Barcelona.
Diversas zonas de la capital francesa concentran los establecimientos más concurridos por los turistas, como el triángulo formado por los Campos Elíseos, la Avenue Montaigne y la Avenue Georges V en los que se puede comer a distintos precios y en lugares de varias categorías.
Montmartre es un barrio interesante para darse un paseo romántico y bohemio por sus calles y cenar a base de comida tradicional francesa.
El Barrio Latino suele atraer miles de turistas y jóvenes a la hora de comer y cenar, con oferta gastronómica de muchos países y sabores muy distintos, establecimientos con historia como el café más antiguo de París, ‘Le Procope’, que fue lugar de reunión para intelectuales y artistas desde su apertura en 1686.

Los franceses distinguen varios tipos de establecimiento donde se sirve comida y bebida:
Restaurant. El mismo concepto que en otros países del mundo, con menú del día y carta.
Bistrot. Local más pequeño, normalmente de gestión familiar, con menús tradicionales que, a menudo, se dictan o se apuntan en una pizarra. Se dice que el nombre viene del ruso ‘Bistro’, que significa rápido y que en 1814 los soviéticos que ocuparon la plaza de Tertre pedían alcohol rápido en los bares al grito de ‘bistró, bistró’.
Bistrot à vin. Se podría comparar con una taberna o una vinoteca en España.
Brasserie. En su origen eran fábricas de cerveza que disponían de taberna en la que también se podía comer. En la actualidad son como en España las cervecerías: ofrecen bebidas de todo tipo y selección de platos distintos.
Café. Pese a que no suelen estar destinadas al consumo de comida, lo que les diferencia de las cafeterías españolas, en algunos de ellos se puede tomar bocadillo o crêpe o ensalada.
Salon de Thé. Locales orientados a bebidas calientes y pasteles de acompañamiento.
Bar. Similar a los ‘pubs’ españoles. Establecimiento en el que se pueden tomar bebidas alcohólicas, cócteles y licores para un público y un horario nocturno, en general.
RINCONES Y MONUMENTOS HIPNOTIZANTES
Una escapada a la Ciudad de la Luz tiene visitas obligadas: la Torre Eiffel, los Campos Elíseos con el Arco de Triunfo y la Défense, la plaza de la Concordia y el Obelisco de Lúxor, los jardines de Tulleries y los de Luxemburgo, Notre Dame, el río Sena, la plaza de la Bastilla, Montmartre y el Sagrado Corazón, el Barrio Latino, les Invalides, el museo del Louvre, el edificio de la Ópera, el centro George Pompidou, el museo de Orsay, el mítico Moulin Rouge y, si se quiere salir de la capital, el palacio de Versalles.