Almería, despensa variada y platos sabrosos

Hace más de 55 años en esta provincia se instaló el primer invernadero. Desde entonces ha crecido la superficie cultivada y también las hectáreas de plástico, visible desde el cielo, según hemos visto en fotografías enviadas por satélites de la Nasa.

La agricultura intensiva de esta provincia es un modelo de alto rendimiento técnico y económico, basado en el uso racional del agua, el enarenado, la instalación de invernaderos de plástico y una importante calificación técnica que permite investigar para poner en marcha las técnicas más modernas que permitan optimizar al máximo los recursos naturales. Gracias a ello, se ha generado un tejido empresarial que abarca desde el sector primario hasta la distribución y la manipulación del producto: agricultores, transportistas, empresas auxiliares y técnicos que suman miles de empleos, muchos de ellos de alta cualificación. El Campo de Dalías, que abarca los municipios de Dalías, Berja, El Ejido, Adra, Vícar, La Mojonera y Roquetas de Mar, es una superficie enorme de cultivo. También se ha desarrollado este modelo en el ‘Campo de Níjar’.

Los productos más representativos del campo almeriense son: tomate, pimiento, berenjena, calabacín, tomate de La Cañada-Níjar, tomate Raf (resistente a Fusarium), melón, sandía y pepino. También una gran cantidad de flores y plantas: rosas, crisantemos y claveles.

DESPENSA VARIADA, PLATOS SABROSOS

Los visitantes que acudan atraídos por la propuesta gastronómica pueden saborear la Sopa de Almería: deliciosa, marinera con pescado, almejas, gambas, guisantes, pimientos morrones y zanahorias.
También el Caldo Quemao, servido junto a las migas y hecho a base de pescados humildes como el jurel o la sardina y pimientos verdes asados.
La Olla de Trigo, con garbanzos, carne de cerdo y varios tipos de verduras.
El gazpacho típico de Almería es el Cortijero, una variante con almendras molidas y uvas sin piel ni pipas para la presentación.
De primero también destaca el Ajo Colorao, a base de patatas, pimientos rojos secos, tomates maduros y raya.
A los amantes del pisto, en Almería se les ofrece el Tabernero, con guindilla picante, cebolla, pimiento y tomate, servido en los bares sobre rebanadas de pan.
Para otoño- invierno es típico el potaje de gurullos (pasta hecha con harina de trigo duro, aceite, agua y sal) y conejo, en temporada de caza.
Con harina tostada, matalahúva, leche y azúcar, elaboran la humilde Talbina.
De generación en generación ha pasado la ancestral receta de los papaviejos, una especie de buñuelos a base de patatas cocidas y harina.
Podemos descubrir por tierras almerienses la Maldira, un plato a base de carne de conejo aromatizada con menta, tomillo y cilantro; acompañada con berenjenas y cebollas maceradas en yogurt natural y limón. Se presenta con espárragos verdes hervidos.

Otros platos de varios municipios de la provincia: patatas en salsa ajopollo (alioli); zarzuela de mariscos típica de Adra, al sureste de la provincia; gachas en caldo de pimentón; el Chérigan que se sirve como aperitivo con la bebida en los bares (tostada con alioli o tomate y un ingrediente: queso, jamón, tortilla, jamón, caballa o atún); gurullos de Níjar (pasta o sémola con azafrán y agua); potaje de vigilia para Cuaresma (bacalao en salazón con legumbres, verdura y huevo duro). En Cuaresma, muchas localidades del Levante almeriense preparan el hornazo del Día de la Vieja, que consiste en un pan dulce con trenza encima y huevo duro.

Y de postre, la leche frita que, junto a las tortas de aceite y los roscos de vino o anís, hace las delicias de los clientes en los restaurantes; las uvas, los deditos de Jesús, la milhoja alpujarreña, las tortas con chicharrones, los bizcochos de dátiles, los soplillos, los tubos de nata, los indalotes, las lagrimicas, los hojaldres y bizcochos de cabello de ángel y la tarta borracha de los Padres Mínimos de Vera.

TAPAS CON PERSONALIDAD

En los bares almerienses, con la bebida se obsequia con unas tapas; una costumbre desde hace más de 130 años. En estas típicas barras nos ofrecerán boquerones en adobo, gambas con gabardina, tigres, arroz negro, croquetas de jamón ibérico o de caballa, tortillas de camarón, callos, fritada de lomo, remojón de San Antón, ensalada de patata y bacalao, patatas a lo pobre con huevo frito, ajoblanco con atún, salmorejo, salchichas, quisquillas, hueva, pulpo con alioli o aceite o a la plancha o guisado con cebolla y tomate, jurelico, albóndigas, papas locas, migas, gachas o gurullos.

EL TURISMO: UN NEGOCIO EN AUGE

Cada vez más turistas llegan a esta provincia. Buscan sol y playa sin agobios; visita a las casas cueva; paseos por sus parques naturales; escenas de películas del oeste revividas en Fort Bravo, en el desierto de Tabernas y recorridos por lugares históricos de la zona.

Así, recomendamos pasear por el Arrecife de las Sirenas, en el Parque Natural Cabo de Gata, en Níjar, municipios de pescadores como Agua Amarca y las playas naturales de su entorno.

Pueblos árabes y blancos como Mojácar o Sorbas, un precioso pueblo a 58 kilómetros de la capital.

Los Vélez: blanco y rubio y en la carretera entre ambos, una cueva con pinturas rupestres.

El pueblo pesquero de Carboneras con la playa de los Muertos, de aguas cristalinas y con alta concentración de sal y a la que se accede por un sendero.
Laujar de Andarax, en la alpujarra almeriense y a los pies de Sierra Nevada.

En la capital, se puede recordar la historia de las culturas que nos precedieron: la Alcazaba de 3.000 años de historia y que, con sus 1.430 metros de perímetro amurallado, es la construcción musulmana más extensa de España después de la Alhambra. A su lado, la Catedral cristiana de la Encarnación: una muestra arquitectónica de transición entre el Gótico tardío y el Renacimiento. Otro monumento destacado es el Castillo de los Escullos, una fortaleza del siglo XVIII cerca de la isleta del Moro, en Níjar, construido durante el reinado de Carlos III para defender la costa de los ataques de los berberiscos.

UN POCO DE HISTORIA

Almería, por su situación estratégica, abierta al Mediterráneo, ha albergado durante toda su historia varias civilizaciones que han dejado una huella imborrable, en forma de restos arqueológicos.

De la Prehistoria hay muestras de fenicios, cartagineses y griegos en las minas de los Millares y el Argar.

Los romanos llegaron a partir del siglo III a.C. Para ellos fue el ‘Porto Magnus’ del Mare Nostrum. Desde allí dominaron toda la zona hasta la llegada de los visigodos en el siglo VII d.C.

Tres siglos después, los árabes crearon la actual capital para regir uno de sus reinos de taifas más importantes. Al permanecer casi ocho siglos en la zona, dejaron una gran influencia de su cultura y forma de vida.

Todos los vaivenes políticos y económicos de la historia de España tuvieron en Almería alguna repercusión, incluso las crisis. La recuperación de la provincia a nivel económico llegó de manos de la minería en el siglo XIX.

Cien años después, la agricultura intensiva y, más recientemente, la apuesta por el turismo, se complementan con la pesca y la caza.