Los trastornos musculoesqueléticos y su relación con el sexo y edad de los trabajadores del sector de servicios de comidas y bebidas

Los trastornos musculoesqueléticos (TME) se sitúan entre lesiones de origen laboral más frecuentes, éstas generan cuantiosas pérdidas económicas y provocan un alto grado de absentismo en las empresas. Estas patologías afectan drásticamente a la calidad de vida, dentro y fuera del trabajo.

Pueden agruparse en dos categorías: los accidentes de trabajo por sobreesfuerzo, que afectan básicamente a la espalda; y las enfermedades profesionales por agentes físicos, relacionadas con movimientos repetitivos y posturas inadecuadas, que afectan principalmente a los miembros superiores.

La VII Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo muestra las principales demandas físicas en el sector de la hostelería:

DEMANDAS FÍSICASHOSTELERÍA
Adoptar posturas dolorosas o fatigantes31,3
Estar de pie sin andar49,6
Estar sentado sin levantarse5,3
Levantar o mover cargas pesadas18,8
Aplicar fuerzas importantes10,0
Repetir los mismos movimientos de manos o brazos64,9

 

Los movimientos repetitivos de los miembros superiores, en el que el 64,9 de los trabajadores entrevistados manifiestan que durante su jornada laboral realizan este tipo de movimientos, especialmente en tareas de picado, pelado, batido, etc. Por otro lado, prácticamente el 50% de los entrevistados, como camareros o cocineros, manifiestan permanecer gran parte de su jornada en posición de pie.

Los TME y su relación con el sexo

Según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), referidos al último trimestre del año 2.018, del número total de trabajadores ocupados en las actividades de comidas y bebidas, 677.900 son mujeres y 662.700 son hombres. Puede concluirse que se trata de un sector en el que el empleo masculino y femenino es bastante paritario, con una muy ligera ventaja de mujeres con respecto a los hombres.

Gráfico: Distribución de trabajadores según sexo

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

La siguiente tabla muestra la distribución, según los tramos de edad, el porcentaje de hombres y mujeres empleados en hostelería en el año 2018. Se desprende que la franja de edad mayoritaria, en ambos sexos, es la comprendida entre los 30 a los 49 años. Representando el 51,11% de los hombres que trabajan en hostelería y el 51,54% de las mujeres. Se puede observar gran paridad en todos los tramos.

HOSTELERÍA 2018
HOMBRES%MUJERES%
    De 16 a 19 años2,21    De 16 a 19 años2,23
    De 20 a 24 años9,97    De 20 a 24 años8,96
    De 25 a 29 años11,95    De 25 a 29 años11,83
    De 30 a 39 años25,35    De 30 a 39 años25,56
    De 40 a 49 años25,76    De 40 a 49 años25,98
    De 50 a 59 años18,52    De 50 a 59 años20,40
    De 60 a 64 años5,41    De 60 a 64 años4,09
    De 65 a 69 años0,51    De 65 a 69 años0,72
    70 y más años0,31    70 y más años0,23

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

Diversos estudios muestran que las mujeres muestran problemas musculoesqueléticos más frecuentemente que los hombres. Las diferencias biológicas en tamaño, fuerza muscular y capacidad aeróbica, en combinación con un trabajo muy exigente son causas suficientes para explicar estas diferencias.

La siguiente tabla muestra cómo afectan los trastornos musculoesqueléticos distinguiendo entre hombres y mujeres.

 HOMBRESMUJERES
ZONA AFECTADAMás en la zona lumbar.Más en hombros, cuello y miembros superiores.
MOMENTO EN QUE SE PRODUCEA menor edad.A mayor edad.
TIPO DE TRASTORNOMás lesiones por sobreesfuerzos.Más lesiones por movimientos repetitivos.
RECONOCIMIENTO LEGALMás accidentes de trabajo.Más enfermedades profesionales.

 

Los TME presentan claras diferencias de género. En los hombres es la zona lumbar la más afectada, siendo las lesiones por sobreesfuerzo, sin embargo, en las mujeres se localizan más en hombros, cuello y miembros superiores, predominando las lesiones provocadas por movimientos repetitivos.

Los TME y su relación con la edad

La hostelería representa un nicho de trabajo importante para trabajadores jóvenes que buscan su primer empleo o para compaginarlo con sus estudios.

El colectivo de los jóvenes, menores de 30 años, se considera sensible a sufrir lesiones de origen musculoesquelético, colectivo, por otro lado, muy numeroso en el sector de servicios de comidas y bebidas. El Informe del Mercado de Trabajo de Jóvenes Estatal, publicado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, indica que el 11,77 % del total de las personas jóvenes ocupadas, trabajan en este sector, solo superado por el sector de comercio al por menor.

Factores como la escasa experiencia laboral, no recibir la suficiente formación e información sobre los riesgos propios de su trabajo, no haber ofrecido la empresa la posibilidad de realizar un reconocimiento médico o no haber un estudio previo sobre los riesgos de su puesto de trabajo, aumentan la probabilidad de sufrir un accidente laboral o enfermedad profesional de origen musculoesquelético.

Según la edad, los trastornos musculoesqueléticos tienen un diferente origen, mientras en el colectivo de jóvenes hasta 29 años, los trastornos musculoesqueléticos son producidos en mayor proporción por sobreesfuerzos. Las partes del cuerpo más afectadas son espalda, cuello y extremidades superiores.

Atendiendo a diferentes encuestas realizadas por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, los jóvenes que trabajan en bares y restaurantes son los encargados de realizar trabajos que requieren mayor demanda física como, por ejemplo, mantenimiento de posturas forzadas, manipulación manual de cargas y realización de movimientos repetitivos. Como consecuencia, los trabajadores jóvenes están más expuestos a sufrir trastornos musculoesqueléticos. Asimismo, los datos indican que los jóvenes reciben menos información sobre los riesgos laborales, están obligados a trabajar a un ritmo alto, o realizan más trabajo a turnos y con horarios más irregulares.

cocineros

 

Sin embargo, en trabajadores mayores de 55 años, debido al envejecimiento biológico, el desgaste provocado por la exposición prolongada a cargas, movimientos repetitivos o posturas forzadas, así como el estilo de vida, corren un mayor riesgo de contraer enfermedades profesionales, ya que éstas se manifiestan tras una exposición acumulativa y tras un cierto periodo de latencia.

El deterioro físico guarda una relación directa las lesiones musculoesqueléticas. Con el paso del tiempo el cuerpo se deteriora, afectando a los tejidos y órganos que lo forman, produciendo una disminución de capacidades físicas y cualidades funcionales del sistema musculoesquelético

El siguiente gráfico nos muestra cómo la mayor potencia muscular se alcanza, tanto en hombres como en mujeres cerca de los 30 años, produciéndose a partir de esta edad un paulatino declive de la potencia muscular, a razón de un 1% de pérdida anual, siendo más acusado a partir de los 50 años.

Fuente: Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo

Por tanto, como consecuencia del deterioro físico, se hace necesario contar con un periodo de recuperación físico y funcional mayor que el que necesitan otros colectivos de menor edad.

Los trastornos musculoesqueléticos asociados al proceso natural de envejecimiento determinan en gran medida la capacidad funcional y el estado de salud del colectivo de 55 años y más, por lo que resulta conveniente identificarlos para frenar o retrasar su aparición, controlando aquellas condiciones laborales que puedan agravarlos o provocarlos. Los más habituales pueden ser:

  • Artritis reumatoide.
  • Artrosis.
  • Ciática.
  • Dolores y trastornos de espalda.
  • Osteoporosis.

Como hemos visto, con la edad se pierde capacidad física, con el objetivo de evitar lesiones de origen musculoesquelético, se pueden adoptar una serie de medidas tales como:

  • Rotación de puestos de trabajo.
  • Redefinición del trabajo.
  • Uso de equipos y tecnologías auxiliares.
  • Limitación del levantamiento de cargas pesadas y tareas que requieran un mayor esfuerzo físico.
  • Formación en técnicas adecuadas para el levantamiento y transporte de cargas.
  • Correcto diseño ergonómico de utensilios, equipos y mobiliario.
  • Posibilidades de recuperación mediante pausas breves o más frecuentes.

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