Desde 2010 en Barcelona tras el éxito primero en Londres y después en París. Dans Le Noir es la única experiencia social y humana donde los invitados, más de un millón en todo el mundo, comen en la oscuridad total y se dejan guiar y servir por las personas ciegas y con discapacidades visuales. Se trata de toda una experiencia sensorial única, ya que al faltar un elemento tan vital como la luz, todos los sentidos se agudizan y se perciben nuevas sensaciones y emociones, que habitualmente no se aprecian al disfrutar de la comida.
Un 10% de los beneficios, tras el pago de impuestos, se revierte a asociaciones de invidentes y de protección a la infancia.
P-¿Cómo valoran el premio nacional de hostelería a la empresa comprometida con las personas con discapacidad?
R-Estamos muy agradecidos por el hecho de que hayan pensado en nosotros. El premio va para todos los profesionales de nuestro restaurante que es peculiar porque nuestros camareros son invidentes, trabajan no por la discapacidad sino por la capacidad que tienen para hacer este oficio, se lo merecen. Es un trabajo de equipo muy fuerte.
P-¿Cómo se forma y trabaja el personal de sala, todos invidentes?
R-Se forman igual que para su vida diaria. Tienen un proceso de aprendizaje como cualquier camarero: se les explica toda la ubicación de todo y tienen suficiente con los otros sentidos. Hemos suscrito un convenio con la ONCE y, de su bolsa de empleo, captamos los camareros.
P-¿Qué tipo de clientes acuden?
R-De todo: grupos, familias e incluso, a veces, comensales que vienen solos. El hecho de estar a oscuras hace que compartan sus experiencias con los que están a su alrededor, y lo hacen sin prejuicios. De este modo, se habla más entre las mesas que en un restaurante al uso, con las luces abiertas. Ofrecemos también catas de vino, atendemos a empresas, grupos y montones de experiencias que sirvan para integrar a personas con alguna discapacidad.
P-¿Qué opinan los clientes?
R-Al entrar entran todos como con miedo a lo desconocido. Al salir, dicen que no hay nada de luz, algo que ya sabían, pero no imaginaban cómo sería la experiencia. No es como la oscuridad de la habitación por la que entra algo de luz. Aquí no ven nada.
P- En el tema de los vinos, ¿Es verdad que el 90% se equivoca incluso entre tinto y blanco?
R-Sí. Pero no sólo entre los clientes. También los enólogos y sommeliers también se producen errores. No es el vino el que engaña, sino la oscuridad, porque se pierden las referencias habituales.
P-¿Es verdad que el olfato es un sentido clave para disfrutar de los sabores, incluso más importante que la vista?
R-Sí, es muy importante, pero es bueno compensarlos todos, porque también comemos con la vista, por la presentación y los colores. Todo entra por los ojos y luego llega el olor y el sabor, así que aquí se combinan los otros dos sentidos, sin el de la vista.
P-¿Se puede ir al comer o sólo sirven cenas?
R- Es difícil a mediodía, porque pasamos tres o cuatro horas juntos: empezamos explicando un poco el concepto antes de entrar, luego tomamos nota del pedido, los comensales viven la experiencia y, al terminar, la gente tiene muchas preguntas que les respondemos. Por eso, una pausa para comer a mitad del trabajo no les permitiría vivir la experiencia, pero sí que podemos organizarlo para grupos: a partir de diez o quince personas ya podemos abrir sin problemas para ellos.
P-Es un concepto que existe en otros países, como Francia. ¿Cómo empezó todo?
R- Estamos en París desde hace 11 años. En Londres cumpliremos 10. Aquí, seis años. San Petersburgo también y, el bebé está en Nairobi, Kenia. Allí abrimos hace un par de meses. También tenemos dos ‘Spa’, en París y Burdeos, atendidos por chicas invidentes. Fue la idea de Edouard de Broglie, especialista en innovación y Responsabilidad Social. Unió sus esfuerzos a la asociación ‘Paul Guinot’ para emplear un alto porcentaje de personas con discapacidad visual.
P- Veo que también colaboran económicamente con organizaciones benéficas…
R- Sí. Hemos ido reinvirtiendo beneficios de los más de 130.000 comensales que han pasado por nuestros restaurantes. Colaboramos con asociaciones que tratan la ceguera en todos los países donde disponemos de local, pero también invertimos el 10% del beneficio anual a otras asociaciones: de perros guías, de sordera, y ahora también un nuevo proyecto que se llama: ‘Light for Africa’ y que consiste en llevar luz a escuelas de ese continente. Con sólo 5.000 euros de inversión lo conseguimos. De este modo, apoyamos y ayudamos tanto como podemos a la sociedad que nos rodea.
P-¿Disponen de algún tipo de ayuda pública?
R- No. Todo lo hacemos como empresa, sin ningún tipo de apoyo económico por parte de instituciones públicas. Así demostramos que podemos funcionar, generar empleo por nuestra cuenta y reinvertir los beneficios en la sociedad. En nuestra plantilla, el 50% son profesionales con discapacidad, casi cuarenta personas.