Después de varios años de descensos consecutivos en las ventas del sector de la restauración española, en 2014 se rompe la racha negativa terminando el año con un 3,3% de aumento sobre el año anterior.
El empleo, que ha llegado a cifras cercanas al año 2008, y el IPC del sector que se mantuvo con un aumento interanual de 0,5%, frente al -1% del IPC general, son otras dos referencias positivas, que parecen indicar que nos encontramos ante un año 2015, en el que aumentarán las ventas, esperamos que también los beneficios empresariales, y que será el año de la consolidación de la recuperación.
Pero el 2014, ha traído como noticia negativa, que lamentablemente se han producido el mayor cierre de locales de toda la historia.
Para entender lo que podría interpretarse como una contradicción, (más ventas, más trabajadores y más cierres) hay que explicar, que el número de aperturas, (menor que el de cierres) ha sido muy elevado, y que se han cerrado establecimientos muy pequeños, y se han abierto de tamaño medio, con más personas ocupadas de promedio.
Pasados estos años tan difíciles, cabe reflexionar sobre cuales han sido las consecuencias que esta crisis ha producido en el sector.
La restauración, igual que la mayoría de los sectores económicos del país, ha sufrido las graves consecuencias producidas por la mayor crisis de las últimas décadas, que ha supuesto el cierre de muchos negocios, la perdida de miles de puestos de trabajo, y la ruina de muchas empresas y autónomos que no solo perdieron sus empresas sino también en muchos casos su propio patrimonio personal y su medio de vida.
Otras muchas empresas que continúan operando, han acumulado perdidas en estos años, y han tenido que disponer de su bienes personales, para conseguir mantener sus negocios abiertos, a la espera de que, como parece, cambie la tendencia, se consolide la mejoría de la economía, aumente la demanda, y en definitiva aumenten sus ventas y obtengan beneficios.
Esta indeseada y terrible situación por la que todos hemos pasado, y que ha tenido consecuencias lamentables para muchos hosteleros, ha tenido también alguna consecuencia positiva tanto para el sector, como para los empresarios.
Décadas de crecimiento económico del país, de mejora de la renta de los españoles, y del extraordinario aumento del turismo nacional y extranjero, supusieron un crecimiento de la demanda de servicios de restauración (muchas veces por delante de la oferta) y tuvieron la lógica consecuencia del incremento de empresas y personas que nos incorporábamos al sector, con muy buenas actitudes, pero con poca o escasa formación profesional y conocimientos en la gestión empresarial.
A pesar de todo, la restauración y quienes la formamos, hemos conseguido conformar uno de los sectores económicos más importantes del país, que supone el 6,2% del PIB nacional, que es además uno de los más reconocidos a nivel mundial, y que se ha convertido en una de nuestras principales ofertas turísticas .
La crisis económica que hemos sufrido, ha tenido como principal consecuencia una nueva situación del mercado, aumento de la oferta respecto al descenso de la demanda y como consecuencia de ello, el cambio del cliente, que hoy es más exigente, menos fiel, y sabe lo que quiere, y lo que está dispuesto a pagar por ello.
Las empresas si o si han de gestionarse mucho mejor si quieren ser competitivas, y los empresarios, además de conocer la parte profesional, deben de tener amplios conocimiento y formación en gestión empresarial.
A empresarios y profesionales estos años de dificultades y crisis, nos ha hecho reflexionar, y cada vez más somos conscientes de la importancia de la gestión, del servicio, de la atención al cliente y su fidelización, y en definitiva, de que solo con empresas bien gestionadas y competitivas hay posibilidad de mantenerse en el mercado y de conservar los puestos de trabajo de los profesionales.
Tras años de bonanza y de beneficios, ahora valoramos aspectos del negocio, a los que antes no les dábamos importancia. Son lamentables los cierres de establecimientos y las perdidas de puestos de trabajo que ha supuesto esta crisis, pero como dice el refranero español, “no hay mal que por bien no venga”.
Como sector, nos estamos reconvirtiendo, y sin duda seguiremos reinventándonos con nuevas ofertas, que como en toda nuestra historia reciente, nos seguirán convirtiendo en un sector económico con futuro.
José María Rubio,
Presidente de FEHR