Nagore Armendariz: ”Estamos muy orgullosos de haber conseguido el sello verde de accesibilidad”

Nagore Armendariz es arquitecto de Nadarquitectos, responsables de la obra de adecuación de La Venta de Mandubia, en la localidad gipuzkoana de Ezkio-Itsaso, Premio Nacional de Hostelería a la empresa comprometida con la discapacidad.

P-. La Venta de Mandubia es un restaurante apto para todos los públicos…

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R-. Se trata de un restaurante de tradición familiar que trabajan sobre todo menús del día, menús a la carta, bautizos, comuniones etc y que les apetecía hacer una reforma para evitar los problemas con los que se encuentran en el día a día para que la gente pueda acceder. Y no sólo de gente minusválida, sino también gente mayor o padres con cochecitos.

P-. ¿Qué mejoras se han hecho en la Venta de Mandubia para mejorar en accesibilidad?

R-. El restaurante está en planta baja y evitamos el problema de los ascensores. Para hacer un itinerario accesible hubo que quitar salones y se hicieron unas pequeñas rampas. También tuvimos que redecorar el mobiliario porque había obstáculos y muebles que no cumplían los requisitos. Pero sobre todo tuvimos que reformar los baños porque eran muy pequeños. Tuvimos que tirarlos y volver a hacerlos. Se planteó un proyecto con 2 baños, para hombres y mujeres, adaptados completamente. También se han reservado plazas de minusválidos y, con el apoyo de la ONCE, se facilitan las cartas en braille. Y todo esto les ha hecho merecedores del sello verde de accesibilidad en todas las categorías.

P-. ¿Qué requisitos básicos debe tener un restaurante para ser accesible a todo tipo de personas?

R-. El ABC de esta rehabilitación empieza en los baños, que deben tener la medida estándar de 1,5 para los radios de giro de las sillas de ruedas y deben tener los inodoros, lavabos y barras de transferencia para las personas… Anular los escalones, desniveles etc Es mejor hacer todo en una pequeña pendiente que construir dos escalones de entrada porque te inhabilitan desde el primer momento en el que entras al restaurante. Hay que ponerle interés. Es una inversión pero hay ayudas para las reformas que te posibilitan conseguir los sellos de accesibilidad que te dan mucho renombre. Pero antes de hacer cosas a lo loco y poner “parches”, lo mejor es tener un proyecto integral de reforma.

P-. Como arquitecto y como clienta, ¿qué nota pondría al sector de la restauración en materia de accesibilidad?

R-. La verdad es que ya no sólo por las sillas de ruedas, también por los carritos de bebés, es complicado. Pero le pondría un 5 raspadito, aprobado justo. La cuestión es que, a no ser que sean restaurantes nuevos que están obligados a cumplir la normativa, la gente está poco concienciada con este tema.