Mañana está previsto que el consejo de ministros apruebe el anteproyecto de ley de reforma de la negociación colectiva. El borrador que nos ha llegado en la tarde de ayer es un documento que se limita a fijar nuevas condiciones en materia de negociación colectiva, que tendrá una aplicación progresiva en el tiempo y que desde luego no es la “reforma laboral” que desde tantos meses se venía anunciando y que diferentes agentes, algunos tan cualificados como la comisión europea vienen reclamando y que la grave situación de nuestra economía exige. Lo primero que hay que decir es que en España partimos de una estructura de negociación colectiva que no ofrece elasticidad para afrontar procesos de crisis o recesión de la gravedad de la padecida desde hace tres años. Este hecho viene producido por la ultra actividad de los convenios colectivos que hace que toda negociación parta de los contenidos recogidos en un convenio ya existente. De esta manera los convenios pueden quedar estancados pero en la práctica, nunca o muy rara vez, permiten marcha atrás en alguno de los contenidos ya negociados. Por ello ante situaciones de crisis económica o de cambios productivos es muy difícil volver a revisar todos los aspectos negociados y adaptarlos a la nueva realidad para poder asegurar la viabilidad de las empresas y de los empleos que generan. Si a ello unimos la generalizada práctica de indiciar los incrementos salariales al IPC, cuando lo habitual es que en crisis suframos de estancamiento+inflación, encontramos algunas respuestas al desproporcionado incremento de nuestro desempleo en situación de crisis comparativamente a nuestros socios europeos. Por todo ello es urgente y necesario reformar las bases de la negociación colectiva en nuestro país y acercarla a la realidad de los sectores y las empresas, aumentando la flexibilidad y comprometiendo a las partes para que los convenios sean instrumentos que mejoran la competitividad de nuestra economía y no un obstáculo más que añadir en situaciones de dificultad, defendiendo en todo caso una unidad de mercado en términos de relaciones laborales que no sobrecargue de costes administrativos a las empresas, no dificulte la aplicación de la normativa de convenios y facilite la movilidad de empresas y trabajadores en todo el país.
En un rápido análisis del borrador circulado (desarrollaremos un informe más detallado tras la aprobación por consejo de ministros), cabe apuntar que lo recogido es poco rompedor con la situación actual. El texto quiere impulsar las negociaciones de convenios de empresa y grupos de empresas y territorialmente apuesta por dos niveles, el autonómico y el estatal. Sobre la ultra actividad el gobierno se decanta por la tesis sindical, y lo más que recoge es un plazo máximo de veinte meses para la negociación de un nuevo convenio. Respecto de las medidas de movilidad y flexibilidad interna, sólo recoge la posibilidad de un máximo de distribución irregular de la jornada anual de un 5%. La mayoría de lo recogido se refiere a la legitimación de las partes para la negociación, a las comisiones paritarias y a la creación de un nuevo Consejo de Relaciones Laborales y de Negociación Colectiva.
Personalmente creo que se ha armado mucho ruido para tan pocas nueces. Para la hostelería y el turismo habrían sido necesarios más avances, por ejemplo en materia de empleo a tiempo parcial, empleo temporal, movilidad funcional, ajuste de jornada/salario por circunstancias de producción, desactivar las cláusulas de revisión salarial automáticas, y contra la lacra del absentismo fraudulento, que aumenta los costes de las empresas y del sistema de seguridad social y es insolidario con los trabajadores que han de soportar las disfunciones de las faltas injustificadas de sus “compañeros”. Por otro lado, la aplicación de las medidas recogidas se diferirán en el tiempo muchos meses porque necesitan que vuelva a ponerse en marcha la “maquinaria” del diálogo social, nuestro órgano legislativo en materia de relaciones laborales, y esto, unido al grave momento económico por el que atravesamos, me temo que dejará por el camino a multitud de empresas y empleos.
Emilio Gallego Zuazo
Secretario General FEHR