Nuestro país, es uno de los más envidiados del mundo por su estilo de vida. La climatología seguramente tiene mucho que ver, pero combinado con la dieta, las relaciones, actividades sociales y nosotros mismos, ofrece un patrimonio que en muchas ocasiones no somos conscientes de su valor.
Los locales de hosteleria son testimonios por excelencia de este estilo de vida, ya que buena parte del mismo se desarrolla o decide al entorno de un Bar.
Nuestros representantes políticos, sean del partido que sean, se empeñan en querer imitar los modelos sociales que creen más avanzados, y en ocasiones, seguramente victimas de un complejo de inferioridad, reflejamos en nuestro ya complejo entramado legal, normas que poco a poco van modificando nuestro modelo. Seguro que con buena intención y con ganas de mejorar, pero demasiado a menudo nos encontramos con situaciones surrealistas al intentar aplicarlas.
En el caso del tabaco, hemos implantado reglas que nos sitúan en un exclusivo grupo de cabeza en Europa de cuatro países, en defensa de nuestra salud.
A un mes de la entrada en vigor de la Ley, para mi aún es pronto para valorar objetivamente la conveniencia o no de la misma para nuestro sector. Lo que està claro es que de momento, quien más, quien menos, ha disminuido la facturación, y a medio o largo plazo todo está por ver.
A pesar de esta cruda realidad, estoy plenamente convencido que, entre todos, no nos dejaremos arrebatar nuestro estilo de vida, y que además seremos capaces de mejorarlo. Para que así suceda, tenemos que ser conscientes del valor que supone nuestra realidad y aprender a detectar las iniciativas del progreso real del ficticio.
Ramón Solsona
Secretario General Hostelería de Lleida