Si algo hace gala en esta España mía, son los españolitos de a pie, ya que sabemos comportarnos antes las adversidades como el último mohicano del mejor celuloide pensado.
La nueva Ley del Tabaco, ha demostrado que gran parte de este país ha sabido asumir “obligatoriamente” cómo debe comportarse en los establecimientos de hostelería. Los empresarios han respetado esta Ley, los clientes fumadores han aguantado el frío de nuestras aceras estoicamente en pro de una Ley tan fría como el invierno de nuestras tierras y los clientes de la otra orilla, es decir, los “no fumadores”, se frotan las manos en algunos casos, por lograr ganar una batalla tan anunciada, como complicada, ¡como todas!… Y con estas consideraciones, lo más importante, es que poco a poco, lograremos ser un poquito más europeos en el 2011.
Por otra parte, los malos humos, parece que pronto subirán a los altares o a las altas cumbres de nuestras montañas, ya que, por fin, todos nos encontraremos mucho más sanos que en 2010, a costa de enriquecer a los fabricantes de gomas de mascar o por qué no, a los farmacéuticos con la venta de sus artilugios para dejar de fumar ¡pillines! Y por el contrario, los hosteleros, nos tendremos que comer los puños como en la obra de los Miserables de Víctor Hugo, repudiados por la sociedad anti-tabaco y al final, habremos conseguido algo muy importante, dejar de fumar.
Y por hacer otra consideración, tan simple como la vida misma, es que todos hablamos y hablamos en los corrillos de una sociedad infantil sobre el tema del tabaco, sin pensar más allá, que todo es una maniobra para ocultar intereses con una demagogia tristemente ya alabada por otros sectores hace ya varias décadas. Y con estas sensaciones, unos viven un poquito más amargados y otros muchos, más felices y con este poquito a poco, vamos ganando el jubileo de la salud pública, mientras nosotros, los hosteleros, aireamos los bolsillos rotos por el peso de los pecados.
La verdad, es que podríamos hablar de leyes, de insumisos, de rabietas, etc. y sobre todo, de encuestas y datos tan mareantes como las norias de colores para intentar saber dónde empieza la cordura o la locura en unos momentos tan difíciles como los que estamos viviendo. Yo lo sé, que mi sector lo esta pasando mal, muy mal, que mostramos tristeza en un trabajo que deberíamos transmitir alegría y serenidad, pues, al fin y al cabo, vendemos ocio e ilusiones pero lo que más me preocupa a nivel personal, es que estamos perdiendo una generación que no quiere saber nada de la hostelería y el turismo y estamos creando una sociedad de consumo, la cual, queremos equiparar con el resto de Europa, craso error, por muchos motivos. Estas reflexiones que me hago, con sentido o sin el, creo que son el sentir de muchos compañeros que nos lleva a rebelarnos contra lo que consideramos una injusticia, tanto en el respeto de los derechos como con las libertades y espero, que no caigamos en el error tan ancestral del ojo por ojo, diente por diente, ya que los errores se deben corregir, sin bajar la cabeza, sino con la mirada bien alta.
La nueva Ley del tabaco, ha dejado a fumadores y no fumadores tirados por los suelos, amén de los hosteleros que se sienten pisoteados en sus negocios, sin respetarlos en lo más mínimo antes una coyuntura cuyo coste va a pasar factura en un país que aspira a ser referente de un turismo europeo o por qué no, mundial. Tantas alusiones podríamos plasmar en un escrito, que sería largo de enumerar pero si tengo que decirles que la Ley estuvo entre nosotros cojeando y ahora, no solo cojea, sino que tiene aún más lagunas e incongruencias difícilmente de aplicar, sino es con la losa de la desconfianza de unos y otros, pues nadie se fía en mi sector, ni terrazas, “ni zarandajas”, dicen, “en cualquier momento se vuelve a dar palos de ciego y vuelven a liarnos la manta del soldado”.
La verdad es que las vendettas para Sicilia, no para hosteleros y administraciones de nuestra querida España. Vendemos solo ocio, más ocio, dos veces ocio, sin discriminaciones, sino con el mismo lenguaje que nos lleva a ser profesionales de un sector que aún tiene mucho que decir.
No quiero extenderme mucho más, sólo se que es lamentable que en FITUR, se diga por parte de la máxima autoridad, “como dice en mi pueblo” “Todo va bien”… para llorar.
Roberto Pac
Hostelería de Huesca