El crack de la Ley del Tabaco

Juan Carlos Gelabert Presidente Federación Empresarial Hostelería Valencia

El ministerio de Sanidad no podrá decir que no lo advertimos. Repetimos una y mil veces que no era el momento de aprobar una nueva Ley del Tabaco en un momento de crisis económica tan grave como el actual porque terminaría provocando un cambio radical de los hábitos sociales que repercutiría terriblemente en la actividad de los bares, restaurantes y locales de ocio de nuestro país.
Por desgracia, tal y como la Confederación de Hostelería de la Comunidad Valenciana y el conjunto de organizaciones empresariales hosteleras han venido anunciando y explicando a lo largo de la tramitación parlamentaria de la Ley del Tabaco, finalmente se han cumplido nuestras peores perspectivas sobre el impacto económico de la ley provocando un conflicto sin precedentes para el sector hostelero y recreativo. Tal y como preveíamos el cambio de los hábitos sociales y de consumo ha sido tan radical, que se ha producido un desplome del consumo y un retroceso gravísimo de la recaudación diaria de las empresas hosteleras.
Por PIB, numero de empresas y puestos de trabajo, la hostelería española es la más importante de los 27 países de la Unión Europea, por lo que ningún dato de cualquier otro país europeo podía servir para extrapolar en España el impacto económico de la Ley del Tabaco ya que el protagonismo del sector hostelero en la sociedad española no tiene parangón ni equivalencia en ningún otro país europeo. La tozudez e intransigencia del Ministerio de Sanidad hizo imposible que entendieran la sincera preocupación de las pequeñas empresas hosteleras de nuestro país. Una preocupación que ha quedado demostrada en estos momentos en la que todos los ciudadanos perciben el drástico bajón que se ha producido en la actividad de nuestros establecimientos.
Tal y como anunciamos las primeras víctimas de la Ley del Tabaco han sido los cafés antes de entrar a trabajar, o el pincho a media mañana, porque los fumadores y sus compañeros de trabajo que los solían acompañar ya no tienen ninguna motivación para aprovechar el descanso de la mañana y bajarse al bar a tomar algo mientras apuraban su cigarrillo y sus ansias de nicotina. Entre la nespresso y el tuperware las oficinas se han convertido en una nueva competencia para la hostelería.
El fútbol en los bares, una de las principales señas de identidad de nuestro país, está tocado de muerte. Nadie quiere seguir desde la calle las retransmisiones futbolísticas cuya emoción genera ansiedad y las necesarias ganas de fumar. A partir de ahora los amigos y amigas (que a las mujeres les gusta cada vez más el fútbol) van a quedar en casa del colega que tenga Gol Televisión para disfrutar de verdad de un partido de fútbol. Una vez más los intereses de la televisión y las audiencias salen beneficiadas mientras que la riqueza de la hostelería cae en picado.
Podríamos hablar también de la desaparición de las tertulias y la sobremesa y la fugacidad de las comidas de trabajo en los restaurantes, por culpa de la escapada sin retorno de los pobres fumadores. Los postres, el café, los licores, los habanos han desaparecido de los restaurantes. El afterwork, las copas de los compañeros de trabajo al terminar la jornada laboral, las máquinas de premio y la segunda copa en los locales de ocio, se han convertido en especies en riesgo de extinción, cuyas víctimas irán creciendo poco a poco llevándose por delante miles de pequeñas empresas tocadas ya por la crisis económica y provocando decenas de miles de nuevos parados que pasarán a engrosar las cuentas del desempleo.
Toda esta situación podrá evaluarse con datos económicos objetivos a partir del próximo día 31 de enero cuando hagamos balance del impacto económico real que está sufriendo el sector hostelero como consecuencia de la entrada en vigor de la Ley del Tabaco, pero la percepción que existe en el sector es que la caída económica está siendo brutal.
Hay que tener en cuenta que simplemente con la caída de un 1% en la actividad de la hostelería nacional (y estamos convencidos de que la caída va a ser muy superior) supone la pérdida de 1.228 millones de euros y enviar al paro a más de 15.000 trabajadores del sector. Se trata de una sangría que la economía española no se puede permitir y muchísimo menos las empresas de la hostelería y el ocio valenciano y español
Ha llegado el momento de reclamar a los políticos y muy especialmente al gobierno de España que rectifiquen sus errores y solucionen un problema de enormes magnitudes cuyo resultado final es imposible de calcular en estos momentos, pero desde luego las 350.000 empresas de ocio y hostelería que existen en España, no pueden aguantar más y se disponen a actuar.
Que el tabaco es malo no lo dudamos, y desde luego ahora lo sabemos mejor que nunca y que la gente que necesita fumar, por desgracia no puede sacrificar su necesidad de fumar. Pero este es un problema sanitario cuya batalla debe librarse en el ámbito de la salud pública y los avances de la medicina. Y no sacrificar de forma absurda a las pequeñas empresas hosteleras que no pueden ser una víctima más del tabaco.
Juan Carlos Gelabert
Presidente Federación Empresarial Hostelería Valencia