En nuestro país los gobernantes tienen obsesión en prohibirlo todo, o en todo caso poner el máximo entusiasmo en que los requerimientos estén por encima de los que exija cualquier país Europeo.
Este fenómeno ha de tener una explicación, quizás responde a un complejo de inferioridad con relación a nuestros compañeros europeos, con más experiencia democrática, quizás a un nuevo deporte de hasta donde pueden llegar los límites de lo absurdo prohibiendo, o quizás simplemente a un ejercicio de hasta donde puede llegar la imaginación en este campo.
Estamos viviendo en nuestras carnes los últimos pasos para prohibir fumar en nuestros locales, hecho inaudito si se atienden todas las argumentaciones objetivas que esgrime Fehr, y especialmente si lo comparamos con otros países de Europa. Como anécdota, y en la misma línea argumental, el Departamento de Sanitad de la Generalitat de Catalunya, quería prohibir cocinar con flores. Gracias a un grupo de cocineros leridanos, y de Barcelona, se ha conseguido de forma, diría, milagrosa, por lo poco frecuente, que la Consejería de Sanitad, en este caso de las flores, rectifique. Felicidades al Grupo de cocineros, que se ha hecho sensible a esta causa y felicidades a la Consejería de Sanidad de la Generalitat Catalana, hemos notado que también sois humanos.
Buena parte de la base que tienen los gobernantes para argumentar las distintas prohibiciones radica en incurrir en responsabilidades. La clave para no recurrir a este recurso fácil, es confiar con el individuo. Es mucho más lento, pero mucho más edificante si se quiere construir una sociedad sólida y madura. No tendríamos que considerar a toda la población como menor de edad, y que el estado actuara como nuestro padre, tenemos que fomentar unos individuos responsables de sus propios actos y el que no lo demuestre que pague, pero no todos en el mismo saco. Simplemente no es sostenible .
Esperemos que se repita el milagro con el caso del tabaco. No se si es mucho pedir que los partidos respondan a las preguntas que formula el Presidente de FEHR. Si nuestro sector tiene que soportar las graves consecuencias que estimamos, al menos que nos den sus argumentos.
Ramón Solsona
Secretario General Hostelería de Lleida