La Gioconda

Ángel Luis Martínez Gerente Federación Castellano-Leonesa Empresarios Hostelería

Dicen de este retrato del polifacético Leonardo Da Vinci que lo más destacado es su enigmática sonrisa, al margen por supuesto de su calidad o su técnica.

Enigmática, en igual medida, me resulta la sonrisa de la ministra Trinidad Jiménez, en sus declaraciones tras las multitudinarias ruedas de prensa que la Hostelería desarrolló el pasado 18 de enero en todo el territorio nacional.

En un hecho sin precedentes, en lo que mi memoria alcanza a recordar, asistimos a un acto de levantamiento de todo un sector económico ante la opinión pública para desacreditar las mentiras de un discurso que sitúa a la hostelería como el culpable de un consumo nocivo sólo por el hecho de que también se realiza en parte de nuestros establecimientos.

No alcanzo a comprender el porqué de su sonrisa.

Tras el eco mediático de la noticia, la ministra declaró que no habrá reforma hasta contar con los consensos necesarios, y reconociendo que ni siquiera su ministerio cuenta con un borrador del texto de la reforma. Me quedo perplejo y sigo sin entender el motivo de su sonrisa.

Si la ministra esperaba que sus repetidos anuncios sobre la inminencia de la reforma le granjearan rédito político, que las calles se llenaran de corifeos que blandiendo su retrato glosaran alabanzas por semejante decisión, creo que se ha equivocado. Lo único que han hecho es soliviantar a un sector muy importante para este país, contribuyendo a dividir aún más la sociedad. Es curioso cuanto le gusta a este gobierno dividir con sus planteamientos a la sociedad civil, y qué lejana está esa conducta del discurso del buen talante.

Tampoco veo en esto razones para la sonrisa.

Todos, y no sólo la hostelería, nos encontramos en un momento en que no se pueden admitir experimentos. Los experimentos, con gaseosa, y no lo digo porque en nuestro bares y restaurantes se sirva el tinto de verano, sino porque las recientes experiencias de otros paises han demostrado que en estos momentos hay cosas que es mejor no tocar, o hacerlo de forma que no tengan impacto económico. Y esta medida lo tiene, y lo peor de todo es que la ministra se refugia en argumentos que le facilitan quienes nada tienen que ver con la hostelería (a saber qué intereses defienden esos), y en lugar de atender y reflexionar mínimamente sobre esa información, niega la mayor. ¡Bendito talante!.

¿De qué se ríe pues?

La ministra a pesar de su discurso sobre el consenso, (consensos vendo y para mi no tengo, si se me permite la licencia) se empeña en buscar aliados en otros sectores, como el médico o sanitario, y se olvida de que en todas las actuaciones que afecten a los establecimientos de hostelería debería atender a las experiencias que desde él se le pueden trasladar, que son muchas. ¿Qué sabe de hostelería un colectivo como el médico?. Dice el refrán que “de futbol y medicina, todo el mundo opina”, y parece que algunos médicos no se resisten tampoco a opinar.…¡ de lo que no saben! Claro está.

Y a pesar de todo, ella no pierde su sonrisa.

Ante la reacción de la hostelería de toda España, y del eco que ha tenido ante la opinión publica, y eso sí, sin perder su inmaculada sonrisa, ha dicho que ya se verá, que de momento no hay nada. ¿Entonces para qué estas alforjas?

Sospecho que la ministra corre el riesgo de pasar a la historia únicamente por su enigmática sonrisa, y al igual que la Gioconda ser absolutamente desconocida por todo lo demás.

Ángel Luis Martínez
Gerente Federación Castellano-Leonesa Empresarios Hostelería