Abre los ojos

Eduardo Suárez del Real Restauración de Mallorca

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Un ciego que ganaba su vida vendiendo hamburguesas en las calles, tuvo la oportunidad de que su negocio fuera bien y poco a poco reunió suficiente dinero como para abrir una hamburguesería. Durante un período de tiempo su negocio fue un éxito, abrió una cadena de hamburgueserías y empleó a decenas de personas. Cuando la fortuna brillaba sobre él, su hijo regresó habiendo completado su educación universitaria y le dijo: “Padre ¿no sabes qué está sucediendo en el mundo hoy en día? hay una recesión económica”. El padre preguntó: “Hijo ¿qué significa recesión económica?” El hijo le explicó cómo la gente estaba perdiendo sus empleos y los negocios estaban quebrando. Siguiendo el consejo de su hijo de reducir los gastos, el viejo hombre dio la orden de rebajar la calidad, para ahorrar dinero. Con la disminución de calidad, las ventas también disminuyeron, y el viejo hombre pensó entonces que sería mejor cerrar algunas de las hamburgueserías. A menor flujo de efectivo, mayor sabiduría encontraba en el consejo de su hijo y disminuyó aún más la calidad. Más clientes insatisfechos y más hamburgueserías fueron cerrando. Al final, el viejo hombre ciego se quedó con un negocio insignificante y muy orgulloso le dijo a su vecino: “Mi hijo tenía razón, el mundo está atravesando de hecho por una recesión”.

Más o menos así es la lección que cuenta el maestro Sri Amma Bhagavan. Y conviene reflexionar sobre el mensaje de esta enseñanza, ahora que estamos a principios de 2010, después de haber atravesado por un 2009 sembrado de miedos.
Cuidado, pues si no rompemos la cadena, es ahora cuando nos toca recoger los frutos del miedo. Y el miedo no genera mas que “cortoplacismo” y (como dice Pilar Jericó en su fabuloso libro No miedo, en la empresa y en la vida) “un equipo con miedo es incapaz de ver más allá de la amenaza… Y puede que una de las características más importantes de un innovador o de un emprendedor, es que se fija más en lo que va a conseguir que en lo que pierde”. El miedo es el principal enemigo del cambio y de la visión a largo plazo.
Entre ser prudente y ser miedoso, hay un abismo. El mismo que existe entre el que muere de congelación por haberse quedado parado primero y luego paralizado, y aquel que decide recorrer poco a poco el camino, aunque esté lleno de hielo, porque tiene una estrategia y una meta.
Cerremos las puertas al miedo irracional, antes de que nos quedemos como este ciego, con una sola hamburguesería, contándole al vecino: “Mi hijo tenía razón, el mundo está atravesando de hecho por una recesión”.

 

Eduardo Suárez del Real
Restauración de Mallorca