New York, New York

Juan Navarro Director Formación FEHR

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En Tribeca, entre Ground Zero y Wall Street hay un restaurante que vende comida al peso. Se trata de un local estructurado en dos plantas. En la baja, dispone de un enorme buffet central donde se exponen un gran número de platos bien elaborados de cocina internacional, con mayor presencia de las cocinas japonesa y oriental, junto a algunos platos típicos de la cocina americana; al lado derecho hay expositores con todo tipo de bebidas y postres dulces; y al izquierdo una cocina rápida para preparaciones en el momento, eficazmente atendida por un cocinero y tres ayudantes. Al fondo de esta primera planta está la caja, a la que se acude con la bandeja repleta de comida y donde dos amables jóvenes confeccionan electrónicamente la factura tras pesar la bandeja. Una vez se ha pagado, se recogen los cubiertos y se accede mediante una escalera al piso primero, donde se encuentran las mesas para comer. Una vez se termina, se depositan los restos en un mueble contenedor. Los clientes están acostumbrados y colaboran en la limpieza, lo que permite mantener el local francamente limpio. Los clientes también pueden comprar la comida y llevársela, por lo que un gran número de ellos, compran la comida a mediodía o al atardecer para llevársela a casa.

El local es frecuentado por mucha gente de la zona, por lo que es fácil ver a empleados de Wall Street, turistas y neoyorkinos de toda condición compartiendo mesa. La oferta es muy variada y el precio es francamente asequible, ya que por 15 dólares USA se puede comer bastante y bien.

La oferta resulta flexible, eficaz, económica y atractiva, aunque carezca de personal de servicio en las mesas. Realmente, no se le echa de menos. Algunos dirán ¡hay que ver estos neoyorkinos como comen! y a otros les dará que pensar. En mi opinión, hay que prestar atención a estos conceptos de la nueva restauración, pues combinan una oferta gastronómica variada y de calidad, con amplia franja horaria de venta que abarca desde el desayuno a la cena, lo que les permite alimentar a muchos clientes y satisfacer necesidades diferentes a lo largo de todo el día y a un bajo coste. Pueden ser muy atractivos para diversos colectivos de clientes en nuestro país, pienso en la juventud, en la parada para comer de miles de personas empleadas en la pequeña industria y los servicios, en los hogares compuestos por una o dos personas, … máxime cuando parte de nuestra oferta actual no cuida el servicio en barra y sala, y por tanto, sólo se diferencia de ellos, a lo sumo, en el precio, y tristemente porque son más caros sin justificación alguna.
Juan Navarro
Director Formación FEHR