P- Ahora que se conocen las banderas azules de las playas andaluzas, ¿El turismo crece en la capital cuando llegan a las costas del sur de España?
R- Al ser de interior, en Sevilla, vivimos al revés que en la costa: la gente de la capital andaluza se va en verano, aunque últimamente muchos se están quedando y se va manteniendo el turismo histórico.
P- El Restaurante RÍO GRANDE también es histórico. ¿Así lo perciben los que van a comer a su negocio?
R- Bueno, sí que es reconocido por sus 53 años en Sevilla. Ha sido y creo que vuelve a ser un emblema de la restauración. Yo llevo sólo seis años, pero el anterior propietario estuvo casi medio siglo: cuarenta años en el candelero todo el tiempo…
P- ¿Cuál es el secreto para permanecer tanto tiempo en la cúspide?
R- Imagino que se basa en el trabajo y en intentar hacer las cosas lo mejor posible, dando a la gente lo que quiere. Aquí todos saben a lo que vienen y encuentran lo que buscan.
P- ¿Qué cambios y filosofía aplicó usted al negocio?
R- Yo soy economista, y por lo tanto, he primado la gestión. Aparte de eso, vengo de otros sectores como empresaria desde los 23 años y he comido mucho tiempo fuera de casa de lunes a viernes, hasta que compré RÍO GRANDE. Tal vez no sé cómo se debe servir o cocinar, pero sí lo que quiere la gente que entra en el restaurante.
P- ¿Qué busca el que se sienta en sus mesas?
R- Sentirse en casa. Sobre todo, el empresario, el ejecutivo de lunes a viernes a mediodía: relajarse un rato, agasajar a un cliente o proveedor y llevarle a un sitio emblemático. A lo mejor también, tomar un tipo de comida que le permita seguir trabajando perfectamente el resto del día.
P- ¿Se siente más empresaria emprendedora que restauradora?
R- Sí. No me puedo sentir restauradora porque llevo muy pocos años, aunque viendo cómo le ha ido a Pep Guardiola con el F.C. Barcelona, se pueden conseguir las cosas de forma relativamente rápida (sonríe).
P- Ustedes, además, siempre han estado vinculados a las grandes actividades y personas del mundo de la cultura, ¿no?
R- Es que RÍO GRANDE, en su ubicación en al inicio de Triana, empezó como sitio de reunión de artistas, gente del teatro, etc. Luego se hizo más famoso entre aristócratas y llegó a recibir a la Casa Real. Ahora disponemos de varias zonas: cada una tiene su clientela: el restaurante con ejecutivos, empresas, convenciones o gente a la que gusta comer con mesa y mantel. En la carpa, los más jóvenes, estilo “casual”, e incluso más divertido.
P- ¿Cómo consigue tanta amalgama de personas distintas entre su clientela?
R- A partir del mes de mayo RIO GRANDE no cierra en todo el día. Empezamos a las 12 en la carpa; el restaurante, a las 13. Luego, ambas estancias permanecen abiertas hasta la noche, que es cuando empieza el bar de copas hasta el amanecer, con lo que cubrimos un segmento de población extensísimo.
P- Su calidad la acreditan tres detalles: las certificaciones ISO y “Q” de calidad, y el premio FEHR de Hostelería que recibieron hace medio año. ¿Eso qué significa?
R- Pues significa el triplete, como Guardiola (risas). No, en serio. Tengo que decir lo mismo que el entrenador del Barça: dispongo de un equipo humano imprescindible sin el que no podría hacer nada. El premio FEHR es un resultado. Lo de la “Q” fue algo que me propuso la propia federación. Yo no sabía lo que significaba, y ahora estoy encantada. En cuanto a la certificación “ISO”, admito que la busqué por egoísmo. Manejar un barco de 3.000 metros cuadrados, o lo haces con procedimientos o no lo consigues. La “ISO” te da el procedimiento pseudo-obligado que impone la propia certificación. Yo venía de empresas en las que siempre disponíamos del certificado y aquí apliqué la misma filosofía.